Labranza y tejido de la escritura
A la hora de escribir, nos
enfrentamos a dos cuestiones importantes: ¿Qué vamos a decir? Y ¿Cómo lo vamos
a decir? Llamaré la labranza de las ideas al ¿Qué vamos a decir? Y por otra parte, tejer el texto al ¿Cómo lo vamos a
decir?
La labranza de las ideas es, básicamente, los procesos mentales,
cognitivos, de acopiar, generar, organizar, estructurar, y jerarquizar las ideas. Por ejemplo,
si estás pensando escribir una opinión entonces tu opinión es una idea;
también, los argumentos que vas a dar. O si estás escribiendo una reseña,
identificas ideas principales, ejemplos, contra ejemplos, comentarios y
conclusiones.
Tejer el texto, por su parte, consiste en la redacción del texto. En
esencia, es encontrar las palabras precisas y adecuadas para expresar lo que
tenemos que decir; además, generar oraciones y párrafos consistentes. Siempre
buscando que nuestros lectores comprendan con facilidad y no existan indeterminaciones
e incoherencias en nuestro texto.
Ambos procesos son necesarios. No existe uno primero y uno segundo; más bien, son procesos cooperativos, gemelos, solidarios. -Tus textos necesitarán de ambas "fuerzas"-. Sobre esos dos ejes, labranza y tejer, voy a fundamentar mi exposición en este Blog. Trataré de dedicar un esfuerzo equilibrado a ambos aspectos
de la escritura. Sí, es como el ying y el yang. Deben estar juntos, se
encuentra una estabilidad a partir de los dos aspectos. No olvidemos que forma
(¿cómo lo decimos?) Y fondo (¿qué decimos?) se afectan mutuamente, son
indivisibles. Como decía Albalat: “no hay ideas sin forma”; es decir, cómo lo
digas afecta lo qué estás diciendo.
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